
Lo primero que debes hacer es observar tus propias angustias relacionadas al tema, ya que, hacer el ejercicio de pensar en cómo te sientes, aumentará las posibilidades de que, puedas hacer el ejercicio de pensar en cómo se siente tu hijo y entonces, poder construir el camino que necesita para transitar a través del tema escuela.
En este caso, lo primero sería: conectar contigo misma (o), con aquellas emociones, cuando te vengan, con el objetivo de escuchar el mensaje que te tratan de transmitir y de sentir aquello que te hacen sentir.
Por ejemplo, es posible que en este tiempo de escuela, te estén viniendo algunas sensaciones incómodas, si les das permiso, te darás cuenta de que se trata de: estrés, ansiedad, culpa, frustración, enojo u otras, las cuales llegaron a ti, porque eres persona y porque te informan acerca de algo.
El estrés podría querer informarte que estás un poco preocupada (o) por algo del tema escuela y de que, muy probablemente, te estas enfocando más en lo que no se ha resuelto, en lo que aún no has comprado o en aquella respuesta o solución que te falta por tener.
La ansiedad podría querer informarte de lo mismo, pero en una magnitud mayor, pudiendo incluir algunas manifestaciones físicas: aceleración de las palpitaciones, tensión, sudoración, dificultad para detenerse a pensar y tomar mejores decisiones.
Lo mismo ocurre con la culpa, la frustración y el resto de las emociones. Quizá sea bueno, empezar a tener conversaciones con ellas, a fin de, poder entenderte, tratarte con más compasión y buscarles una mejor salida.
Cada emoción que te llegue, llegará con un mensaje digno de ser escuchado. Solamente así, podrás pensar y resolver mejor, la situación en la que, como madre o padre, te encuentres.
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